L a liquidacion del opio._

Tengo el no disimulado propósito de agotar la cuestión para que de una vez por todas nos dejen tranquilos con los supuestos peligros de la droga.
mi punto de vista es claramente antisocial.
no tienen mas que una razón para atacar el opio.
Y es la del peligro que su empleo puede hacer correr al conjunto de la sociedad.
pero ese peligro es falso.-
Nacimos con el cuerpo y el alma podridos, somos congenitamente inadaptados, supriman el opio y no suprimirán la necesidad del crimen, los cánceres del cuerpo y el alma, la tendencia a la desesperación, el cretinismo, la sífilis hereditaria, la pulverización de los instintos, no impedirán que existan almas destinadas al veneno, cualquiera que sea, veneno de la morfina, veneno de la lectura, veneno del aislamiento, veneno del onanismo, veneno de los coitos repetidos, veneno de la debilidad arraigada del alma, veneno del alcohol, veneno del tabaco, veneno de la antisociabilidad.
Existen almas incurables y perdidas para el resto de la sociedad.
suprimanles un medio de locura y existiran diez mil mas.
crearan medios mas sutiles, mas furiosos, medios absolutamente desesperados.-
La propia naturaleza es antisocial en su alma, y solo atraves de una usurpacion el cuerpo social organizado reacciona contra la inclinacion natural de la humanidad.-
Permitamos que se pierdan los perdidos, tenemos tenemos mejores maneras de ocupar nuestro tiempo que intentar una regenaracion imposible y por añadidura, inútil, odiosa y nociva.
mientras no hayamos suprimido ninguna de las causas de la desesperación humana no tendremos derecho a tratar de suprimir los medios por los cuales el hombre trata de liberarse de esa desesperación.-
Por que ante todo habría que suprimir ese impulso natural y oculto, esa inclinación aparente del hombre que lo impulsa a encontrar un medio, que le da la idea de suprimir sus males.

Además los perdidos son por naturaleza perdidos, y toda idea de regeneración moral no hará nada contra eso, hay en ellos un determinismo innato, hay una incurabilidad indiscutible de suicidio, el crimen , la idiotez, la locura hay un encornudamiento irrefutable del hombre, un dezmenusamiento del carácter, una castración del espíritu.
La afasia existe, la ataxsia dorsalis existe, la meningitis existe, el robo existe, la usurpacion existe, el infierno ya pertenece a este mundo y hay hombres que son evadidos desdichados de infierno, evadidos destinados a a recomenzar eternamente su evasión. y basta con eso.
El hombre es miserable, el alma es débil y hay hombres que siempre se perderán, poco importan los medios de la perdida...eso no le concierne a la sociedad.

Y además demostramos que no pueden hacer nada contra eso, que pierden su tiempo, así que mejor seria que dejaran de obstinarse en persistir en su estupidez.
Y por ultimo es nocivo.
Para quienes se atreven a mirar la verdad de frente, esta claro que son evidentes los resultados de la supresión del alcohol en estados unidos.
Una super producción de locura: la cerveza en régimen de éter, el alcohol mezclado con cocaína que se vende clandestinamente, la borrachera multiplicada, una especie de borrachera general.
en suma la ley del fruto prohibido.-
Lo mismo con lo que respecta al opio.-
la prohibicion que multiplica la curiosidad de la droga, hasta ahora solo beneficia a los sostenedores de la medicina, del periodismo, de la literatura,.
Hay gente que construyo famas fecales e industriosas sobre su supuesta indignación contra la inofensiva e ínfima secta de los condenados de la droga(inofensiva por ínfima y por ser siempre una excepción.) esa minoría de los condenados del espíritu del alma de la enfermedad.-
¡ah! que bien atados que están ellos al condón umbilical de la moral, desde su madre gamas pecaron, son apóstoles, son descendientes de pastores, tan solo cabe preguntarse de donde sacaron todas sus indignaciones y sobre todo cuantas palparon para eso y en todo caso que les produjo.- (1 de Enero 1925.-)


Estracto de seguridad social del libro
El arte la muerte y otros escritos.-
Antonin Artaud
Editora Caja Negra.- BS. Aires Argentina.-
2005